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IGLESIA Y FAMILIAS SANAS !

Por:  Ma. Mercedes de Martínez (Licenciada)

y

Carlos H. Martínez R. (Psicólogo) 

Introducción

A lo largo de la historia de la Iglesia han surgido figuras prominentes que han sido capaces de vivir las palabras de Cristo “Vine a traer vida y vida en abundancia” (Juan 10, 10). Han sido personas como cualquier otra de su tiempo, que alcanzaron extraordinarios niveles de santidad. Algunas de estas personas están muy presentes en nuestra memoria y en la vida de la Iglesia: San Francisco de Asís, Damián el sacerdote leproso, San Juan XXIII, Santa Teresa de Calcuta, etc.

Ellos desarrollaron una madurez capaz de dar vida abundante a sus semejantes, convirtiéndose en modelos de santidad y amor. También han surgido en la Iglesia miles de santos anónimos, quienes en la sencillez de su entorno han vivido la excelsa realidad de ser fuentes de vida, constituyéndose en prueba evidente de la promesa de Jesús: “El que cree en mí, de su interior brotarán ríos de agua viva” (Juan 7, 38).

En contraste, también se ha observado la existencia de laicos, religiosos y sacerdotes, quienes reflejan una ausencia de realización y satisfacción integral; incluso algunos deciden actuar en contravía de los principios y verdades que profesan. Esta situación tiene su equivalente en el ámbito familiar, al constatar el deterioro y la ruptura  de hogares que provienen de ambientes que se han caracterizado por transmitir una herencia de raíces católicas.  ¿De dónde provienen estas inconsistencias?

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