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IGLESIA Y FAMILIAS SANAS !

Por:  Ma. Mercedes de Martínez (Licenciada)

y

Carlos H. Martínez R. (Psicólogo) 

Afirmación como autocontención del amor

Existe una circunstancia conveniente por la cual una persona puede abstenerse, por el bien de otra, de expresar exteriormente el afecto, amor o afirmación: cuando la persona algunas veces puede no recibir tal expresión de afecto. 

Esto se llama  la afirmación como auto contención del amor y ocurre cuando una persona permite a otra ser como es, con su inmadurez y defectos, de manera que pueda llegar a desarrollar plenamente su proceso de maduración psicológica.

En un ambiente de sana comprensión, la persona se manifiesta como es y puede llegar a conocer mejor, a través de este acompañamiento, las características adecuadas e inadecuadas de su manera de ser y tomar así las decisiones o recibir la orientación requerida para efectuar los ajustes necesarios en beneficio de su crecimiento personal.

La afirmación como auto contención del amor es precisamente lo que los adultos deben dar a aquellos que están todavía en el proceso de maduración.

 

Padres y educadores deben hacer esto con los hijos y alumnos; los hombres sabios y educados, con los ignorantes; quienes tienen autoridad, con aquellos que la reciben.

La afirmación auténtica es mucho más que decir una palabra de aliento o decir un cumplido. Se concentra en el ser de la otra persona, sobre su calidad como  ser humano único.

Presupone la apertura, la expectativa confiada y la atención ininterrumpida para todo lo que ocurre en el otro, para todo lo que no es capaz de expresar, y para toda su futura buena voluntad, aunque esa persona no sospeche todavía que sucederá ese bien.

Nos parece que este planteamiento de Baars y Terruwe coincide en esencia con la enseñanza de San Juan Pablo II acerca de la dignidad de la persona humana y la necesidad de aceptación incondicional de su ser (personalismo cristiano).

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