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IGLESIA Y FAMILIAS SANAS !

Por:  Ma. Mercedes de Martínez (Licenciada)

y

Carlos H. Martínez R. (Psicólogo) 

Afirmación no es automotivación ni autoafirmación

Jefes, directores, líderes, orientadores, podrían también "hechar a perder" a muchas personas al incurrir en excesos, distorsiones o insuficiencias en el proceso de afirmación de sus subordinados.

La Dra. Baars explica que la afirmación se refiere a recibir en el corazón la bondad del otro y reflejarla a través de la propia mirada, la expresión del rostro, el lenguaje corporal.

Se diferencia a su vez de las palabras automotivantes que una persona puede repetir mental o verbalmente. Esa podría ser una forma de tratar de convencer al intelecto de que la persona vale y es importante.  

 

Esto puede ser útil en algunos casos, aunque no es lo mismo que un proceso de auténtica afirmación, que es el que toda persona necesita vivir para sentirse bien y valiosa en un nivel emocional.

También se diferencia de una auto-afirmación, que es un intento de probar a otros que uno(a) es bueno(a) y valioso(a).

 

Puede expresarse a través del esfuerzo personal para alcanzar éxito, fama o poder, o negando a otros la afirmación que les es debida, para

concentrarse más bien en promocionar la imagen y la importancia de sí mismo(a). Por supuesto, este no es un proceso saludable.

La Dra. Baars aclara que, por definición, la verdadera afirmación es revelada través de otra persona. Por lo tanto, es un proceso relacional, dinámico y altamente sensible. Es como una pieza de arte que hay que saber apreciar y cuidar.

Hemos conocido casos en los cuales el ambiente familiar ha sido totalmente opuesto a las condiciones adecuadas para que se desarrolle un auténtico proceso de afirmación.

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