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IGLESIA Y FAMILIAS SANAS !

Por:  Ma. Mercedes de Martínez (Licenciada)

y

Carlos H. Martínez R. (Psicólogo) 

Negación (2)

También podría percibir a esa persona como un obstáculo, una piedra en el zapato de la organización laboral, de la institución educativa, del ambiente familiar o vocacional.

 

Esto podría generar fricciones y situaciones de injusticia, especialmente si la persona de carácter fuerte desempeña funciones de poder, autoridad o dirección.

Por otra parte, una persona de carácter apacible podría pensar y creer que una persona de carácter fuerte es agresiva, amenazante, aplastante, injusta o egoísta.

Podría interpretar como ataques personales lo que la otra persona expresa simplemente como un componente más de su carácter.

Las diferencias a veces extremas entre estas dos maneras de ser hacen que muchas personas tiendan a encerrarse en su manera de ser y se fijen más en los aspectos negativos del carácter de la otra persona.

En estas condiciones no es posible crear el ambiente propicio en la familia, el trabajo, la institución educativa o formativa vocacional para compartir auténticos procesos de afirmación.

Es más, esa no es una forma cristiana de manejar dichas circunstancias.

Sin embargo, popularmente muchas personas aceptan el estereotipo de que una persona con carácter fuerte reacciona con fuerza y alguien de carácter apacible se comporta pasivamente, con debilidad, miedo o resignación, porque "así son las cosas".

Cada persona ha de conocer integralmente su manera de ser y hacer los ajustes necesarios para sintonizarse en este ambiente de afirmación, el cual aparentemente es obvio, de sentido común, pero que implica tener una disposición adecuada y permanente.

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