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IGLESIA Y FAMILIAS SANAS !

Por:  Ma. Mercedes de Martínez (Licenciada)

y

Carlos H. Martínez R. (Psicólogo) 

Afirmación resuelta y no resuelta (4)

o notoriedad. No debe sorprenderse tampoco cuando esa persona responda al inevitable fracaso en sus intentos de auto afirmación con palabras agresivas y actos hostiles, o incluso afirme que no valora ciertas tradiciones o lazos de conexión con su Iglesia. De hecho, esa persona no desearía nada más que sentirse segura en esos mismos lazos y tradiciones.

 

Baars y Terruwe afirman en este sentido que no es asunto fácil para un obispo soportar y tener una comprensión compasiva de tal comportamiento.

 

En sus palabras: "A decir verdad, a menudo sufrirá profundamente, a menos que pueda afirmar a esa persona en un amor auto regulador, teniendo siempre en mente que “la palabra de Dios no regresa a Él sin haber producido fruto”.

 

Esto no significa, por supuesto, que el obispo no deba aplicar las normas o proporcionar orientación, o que no deba corregir los defectos y faltas de la persona.

 

No hacerlo equivaldría a negligencia pedagógica, a la no afirmación de una persona necesitada de guía, auto control e independencia.

Precisamente el no afirmar a una persona que tiene necesidad de madurez emocional constituye negligencia emocional."

Para Baars y Terruwe, la madurez emocional del sacerdote que ha escogido libremente el estado del celibato hace que su amor por el prójimo sea más bello e intenso y enriquece inconmensurablemente los frutos de su ministerio.

Con sus observaciones clínicas, Baars y Terruwe refutaron una queja escuchada frecuentemente en aquella época (y actualmente repetida con ácidas

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