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IGLESIA Y FAMILIAS SANAS !

Por:  Ma. Mercedes de Martínez (Licenciada)

y

Carlos H. Martínez R. (Psicólogo) 

Emociones reprimidas

De acuerdo con el Dr. Baars, una actitud inadecuada por parte de los padres y educadores, basada en el desconocimiento de la importancia y el significado de la vida emocional para el niño, puede causar estados de ansiedad y alteraciones profundas en el comportamiento, algunas con repercusiones en la vida adulta.

Además, esta actitud inadecuada puede ser la base del fracaso de padres y educadores en el proceso de afirmación emocional que debe proporcionarse al niño desde su más temprana edad.

 

Como resultado de esta intervención fallida, el niño puede reprimir la expresión de sus emociones y posteriormente puede llegar a impedir que las emociones mismas surjan en su interior.

 

De esta manera se inicia el aprendizaje de un control emocional forzado, el cual genera tensiones en cuanto altera el manejo natural, fluido y adecuado que se le podría haber enseñado al niño.

  El Dr. Baars afirma que esta distorsión en la formación emocional del niño puede conducirlo a

sentirse no amado, aun cuando reciba atención, cuidado y bienes por parte de sus padres, pues le estarían proporcionando más un amor basado en la responsabilidad de cuidarlo, en las normas que le inculcan, en las destrezas y habilidades que le ayudan a desarrollar, en los valores morales que él va asimilando, en las actitudes de servicio y altruismo que es bueno asumir, más que en el amor emocional, en el afecto propiamente dicho que él debería recibir.

En este caso se crea una fragilidad afectiva que puede contribuir a un desarrollo psicológico desbalanceado por el cual los niños/jóvenes buscarían compensar los vacíos afectivos causados por los errores de concepto y método de padres y

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